Los costes de los rubros agrícolas enseñaron una alta volatilidad desde principios de la década de 2000. Estos alcanzaron un pico en 2008, desde ese momento rechazaron poderosamente y se recobraron nuevamente desde 2010, consiguiendo un nuevo máximo propiciado por el acontecimiento climático de sequía histórica en USA en 2012. De manera comparativa, el periodo 2015-2019 se caracterizó, en cambio, por la recomposición de los stocks mundiales de soja, trigo y maíz, coincidente con años de costes parcialmente bajos.
Por su lado, en 2020 marcó un fuerte contraste con el lustro previo al registrar un aumento notable en los costes de los alimentos gracias a una reducción de inventario de múltiples rubros agrícolas adjuntado con interrupciones en la cadena de recursos globales, producto de la pandemia de COVID-19. Además de esto, a lo largo de la cosecha 2021-2022, asimismo se asentaron acontecimientos climáticos de sequía en Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, presionando en alza los costes agrícolas. A este contexto se aúna la batalla entre Rusia y Ucrania que llevó los costes de determinados alimentos hasta escenarios no vistos desde el pico de 2008 y, en ciertos casos, marcando otro máximo histórico en valores corrientes (p. ej. la soja y el trigo) como se aprecia en el Gráfico 1.
Desforestación y enfrentamientos
El progreso de la frontera agropecuaria tuvo como correlato directo la deforestación, que a lo largo del gobierno de Macri va sobrepasar las 150.000 hectáreas. Mucho más de una tercer parte de este desmonte se efectuó sobre bosques originarios protegidos por la Ley de bosques, según reportes de la secretaría de ámbito.
Mucho más del 80% de la deforestación total de 2018 ocurrió en el nordeste de Argentina, según un informe de Greenpeace. La provincia mucho más perjudicada fue Santiago del Estero con 34.751 hectáreas deforestadas, de las que 23.910 eran bosques protegidos