La expansión de la agricultura derivó primero en un aumento del área cultivada y, después, en la necesidad de acrecentar la eficacia por planta. De este modo, la transgénesis y los organismos genéticamente editados dejaron la obtención de cultivos tolerantes a herbicidas (TH) y resistentes a insectos (Bt), adelantos que asistieron a achicar los costos de producción –por el menor consumo de comburente y proporción de trabajos y apps– y reducir el encontronazo ambiental por el menor empleo de insecticidas, entre otros muchos.
En este momento, un nuevo cambio de pensamiento ofrece a la edición de genes como la herramienta que dejará desarrollar cultivos mucho más eficaces en el consumo de agua y en la absorción de nutrientes, con ciclos mucho más cortos y resistentes a los acontecimientos climáticos extremos.
Ingeniería genética en la ganadería y sostenibilidad
La ganadería crea el 14,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según la FAO. La producción de leche y carne con el ganado vacuno por sí sola causa mucho más del 9% del total de las emisiones producidas por el hombre. En el foco está singularmente en el gas metano, que se genera por la digestión del alimento del ganado.
Cerca del 20% de las emisiones de metano de las vacas están controladas genéticamente. En el momento en que se identifiquen los propios genes, próximamente va a ser «simple» mejorar las emisiones de metano con el apoyo de la ingeniería genética a la ganadería, apunta la Fundación de Tecnologías de la Información y también Innovación estadounidense. Pero advierte que aún no se logró ese avance.
Biotecnología: el desafío de la agricultura
El mejoramiento de los cultivos, así sea por métodos habituales de cruce, por mejoramiento asistido por marcadores moleculares o a través de técnicas de ingeniería genética, supone la transferencia de genes de un organismo a otro. Con el cruce clásico, los cientos de genes correspondientes a una planta son mezclados de manera azarosa con los cientos de genes de su compañera de cruce.
A lo largo de este desarrollo –que puede cumplir hasta 15 años– se transmiten especificaciones deseadas, pero asimismo se tienen la posibilidad de mover aspectos no amigables. Por servirnos de un ejemplo, la novedosa planta puede ocasionar frutos mucho más enormes, pero con un gusto desapacible, que antes no tenía. Entonces, la ingeniería genética aplicada a la optimización vegetal deja que un único aspecto esperado logre ser transferido de un organismo a otro.