efectos del cambio climatico en la agricultura en mexico

México es un país extensamente agropecuario lugar desde el que se le mire. Desde un criterio geográfico, tres cuartas partes (72%) del territorio están dedicadas a la ganadería y agricultura (14%). En términos demográficos, cuando menos 26 millones de pobladores del país dependen de manera directa del campo, si bien la cifra es considerablemente mayor si se tienen presente todas y cada una de las cadenas de suministro (por poner un ejemplo, los transportistas de alimentos, los almacenistas y los que comercian en mercados o centrales de abastecimientos). Y si lo proponemos en términos históricos, hasta 1960 mucho más de media población vivía en asentamientos rurales que dependían de forma directa del agro, por no nombrar lo indivisible de la civilización mexicana en su gastronomía y tradiciones. No obstante, hoy en día el campo mexicano se encara a múltiples crisis que ponen bajo riesgo la seguridad alimenticia del país.

Entre los peligros mucho más alarmantes para la producción de alimentos nacionales es la perturbación del tiempo, a resultas del cambio climático global. Los cambios en la temperatura y la precipitación, los hechos climáticos extremos y las ediciones en la estacionalidad de la lluvia son horribles para la producción agrícola y ganadera, como se mostró en distintas indagaciones. Merced a estas pudimos distinguir patrones clave que tienen la posibilidad de ser útil para asesorar la adaptación y la mitigación del agro mexicano frente al cambio climático, mismos que desarrollaré ahora.

Áreas de ocasión en frente de los efectos del cambio climático

Según con la Comisión Nacional para el Conocimiento y empleo de la Biodiversidad (CONABIO), se conocen en torno a 60 variedades de trigo de moro originario, conocido popularmente como maíz criollo. Por consiguiente, acrecentar la inversión en las ubicaciones de temporal, que son las que prevalecen en el campo mexicano, dejará preservar las variedades nativas de maíz, que son de relevancia cultural para la población mexicana por los distintos usos y prácticas les da . Además de esto, con esta inversión puede preservarse la biodiversidad in situ. Esto se refiere a que la conservación de los elementos genéticos de las especies vegetales y animales de ecosistemas agrícolas, se efectúen en su hábitat natural y no fuese de él como sucede en la conservación ex- situ, a través de bancos de germoplasma (Ayaji, 2019) . Por otro lado “la conservación de la variedad genética ofrece resiliencia a los sistemas en frente de entornos variables”, apunta la Dra. Ureta.

Aparte de emplear la variedad genética del maíz para atenuar los efectos del cambio climático sobre el desempeño de los cultivos, “México debe regresar a invertir en su producción de semillas híbridas puesto que la adquisición es de lo que es mucho más costoso en el período de producción y sus costos los determinan compañías multinacionales”, resaltó la Dra. Ureta.

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