Bajo el lema “dar de comer el planeta, proteger el mundo” la FAO (Organización de las ONU para la Nutrición y la Agricultura) proclamaba en 2014 como Año En todo el mundo de la Agricultura Familiar. Según múltiples reportes de la FAO, la agricultura familiar –aquella que agrupa una variedad de labradores con fincas pequeñas– en América Latina y el Caribe podría sospechar en torno al 81% del total de fincas agrícolas. Estas explotaciones de pequeña entidad proveerían, sabiendo la variedad de las economías sudamericanas, entre el 27% y el 67% de la producción alimenticia, un número nada repudiable si además de esto se asegura que desarrollan entre el 57% y el 77% de la ocupación agrícola.
La preocupación por la nutrición de una población mundial que superó los 7.000 millones de pobladores, cuyas esperanzas se ubican cerca de 9.000 millones hacia 2050, hizo germinar profusos debates en las arenas políticas y académicas sobre los inconvenientes que podrían añadirse a los que ya están, con apariencia de incremento del apetito, la desnutrición, crisis de subsistencia, inflación, etcétera.
La pandemia incrementa el apetito
En el momento en que comenzó la pandemia de Covid-19 en 2020, prácticamente 3.cien miles de individuos en el mundo entero no podían posibilitarse una dieta saludable. Según el informe «El estado de la seguridad alimenticia y la nutrición en el planeta», anunciado este año por la ONU, 117,3 millones de estas personas estaban en América Latina.
Esto piensa el 21% de la población de la zona, y un 6,9% mucho más que el año previo.
Sobre FONTAGRO
FONTAGRO se creó en 1998 con el propósito de fomentar el aumento de la competitividad del campo agroalimentario, asegurando el manejo sostenible de los elementos naturales y la reducción de la pobreza en la zona. El propósito de FONTAGRO es establecerse como mecanismo de financiación sostenible de cara al desarrollo de tecnología agropecuaria en América Latina y Caribe, y también instituir un foro de discusión para la discusión de temas primarios de innovación tecnológica. Los países integrantes son: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En los últimos 21 años se han cofinanciado 144 interfaces regionales de innovación agropecuaria por una suma de US$112 millones, que llegó a 230 instituciones y 29 países en todo el mundo