cual era la agricultura de los indios de america

Los métodos utilizados ​​por los pueblos indígenas para el manejo de panoramas fueron de forma frecuente clasificados como la antítesis del avance. No obstante, la mayor parte de comunidades indígenas tienen conocimiento local que obtuvieron por generaciones, lo que resulta un punto de inicio perfecto para emprender los retos contemporáneos como la pérdida de biodiversidad, la humillación de la tierra y el cambio climático.

Aquí mostramos siete formas en las que el saber indígena se traduce en invenciones vitales para preservar y volver a poner los panoramas en el mundo entero en el que vivimos. En verdad, estos ejemplos de conocimiento ancestral podrían ser parte de la tecnología actualizada que contamos hoy día.

Áreas resaltadas del conocimiento indígena

El campo de la salud es indudablemente entre las áreas que mucho más fueron desarrolladas por los pueblos indígenas. Esto se refleja especialmente en la presencia de prácticas de atención de salud materna que se ha trasmitido de generación en generación a través de las matronas habituales, en ciertos países conocidas como matronas. Sin tener un instrumental médico complejo, las comadronas tienen la capacidad de entablar el tiempo de gestación, el estado del feto o su situación.

Origen del maíz

Tras decenas y decenas de años de investigación solo se ha producido un consenso entre la red social científica: el teosinte o teocintle es el antepasado del maíz. “Si bien la investigación reciente prosigue aportando datos esenciales con relación al origen del maíz, falta determinar con mayor precisión puntos básicos del de qué manera y dónde se creó esta planta”, afirma José Antonio Serratos Hernández, estudioso y académico de la Facultad Autónoma de la Localidad de México en el archivo El origen y la variedad del maíz en el conjunto de naciones americano.

“Son muy escasas las exploraciones arqueológicas y paleontológicas concretas que se han enfocado al análisis del maíz en América. Las mejor conocidas son las de Puebla (Tehuacán) y Oaxaca (Guila Naquitz) en México, la de Nuevo México (Cova del Murciélago) en USA, y ciertas mucho más en otras unas partes de México y Ecuador. Esta escasez de datos vitales del registro fósil y arqueológico del maíz y teosinte, en comparación con el potencial de sitios que están en toda América, limita la adecuada definición y ubicación de los centros de origen, domesticación y variedad del maíz” , apunta.

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