Hace ahora mucho más de un millón de años iniciamos nuestro sendero a la Tierra. Si retrocediéramos a ese instante inaugural, veríamos un ser desprovisto, sin herramientas, solo poseedor de un cuerpo desvisto, sometido a los riesgos de la naturaleza.
Al comienzo, la búsqueda de alimento era la primordial ocupación de los humanos. Nuestros ancestros prehistóricos vivían trasladándose por todos lados, comiendo los frutos de los árboles, ciertas plantas y cazando a los animales salvajes que avizoraban su morada.
Los principios de la agricultura y la ganadería se remontan al Neolítico. Las ocupaciones depredadoras, como la caza y la recolección, fueron reemplazadas pausadamente por otras de carácter productivo como la domesticación de animales y el cultivo de la tierra. De esta forma, las sociedades fueron abandonando de a poco el nomadismo para transformarse en sedentarias y productoras de alimentos.
Oriente Central, primordialmente Mesopotamia y Egipto, es la región geográfica llamada “Crecent Fèrtil”, donde se muestran los primeros signos de neolitización: cambios en la manipulación de la piedra y surgimiento de la primera agricultura y ganadería.
- El arado sobre ruedas en oposición al arado de roma: este dejaba abrir surcos al unísono que eliminar la tierra.
- Reemplazar el toro por el caballo para labrar los campos: dejaba trabajar mucho más veloz y orear mejor el suelo.
- La rotación trienal, que consistía en cambiar los cultivos en tres parcelas distintas: 2 con cultivo de cereal o leguminosas y el otro en barbecho, en rotación a lo largo de tres años. De este modo se incrementó la eficacia y diversificación de los terrenos.
Los desenlaces
Los desenlaces de la investigación detallan que las zonas mucho más fértiles de todo el mundo no hicieron siempre sociedades mucho más complicadas, y que el aspecto vital fue el género de comida escogida como cultivo primordial: cereales y grano versus raíces y tubérculos.
Mientras que raíces y tubérculos son susceptibles a la putrefacción y no se preservan bien por largos periodos de tiempo, las patentizas del estudio señalan que «la durabilidad del grano de los cultivos de cereales y la sencillez de almacenaje hacía muy correctos para el transporte y empleo de una élite distante».
Tercera hipótesis: un cambio climático
La tercera hipótesis que podría argumentar el origen de esta novedosa forma de vida es la climática. O sea, que las noticias llegaron en contestación a un cambio climático que limitó los elementos de las sociedades cazadoras, pescadoras y cosechadoras.
El tiempo y la vegetación vivieron esenciales transformaciones a lo largo de la ventana temporal donde se generaron los cambios que brindaron sitio al Neolítico. Tras el Último Máximo Glacial, hace unos 23.000-19.000 años, el tiempo comenzó a templarse. Se causó un incremento general de las temperaturas y la humedad que acabó en los principios del Holoceno, hace unos 11.500 años, en el momento en que se fijaron las primordiales especificaciones del tiempo que nos divertimos hoy día.