- Un informe europeo pone en prueba los peligros para la salud humana y el medioambiente de la tecnología de impulsores genéticos.
- Esta novedosa tecnología de ingeniería genética deja hacer organismos diseñados para extender ediciones genéticas —aun si son mortales— en las ciudades silvestres.
Restricción al avance novedosas variedades agrícolas
Esta situación, ha asegurado, crea «desventajas en un planeta globalizado» en las que son otros países (como USA o China) los que «están ganando la frontal», por el hecho de que se frena el avance de variedades que, en un contexto de cambio climático, dejarán prosperar sus desempeños o soportar mejor la sequía.
Fuentes de la Organizadora de Organizaciones de Labradores y Ganaderos (COAG) han señalado que esta sentencia no piensa prohibir estas técnicas de optimización genética, sino se afirma que predomina el principio de precaución antes de dejar en libertad estos organismos en el medioambiente y aceptar su comercialización en el mercado.
Una tecnología disruptiva
La sequía viene pegando las economías de Sudamérica, dadas sus secuelas sobre la producción agropecuaria. Este género de acontecimientos, que tienen sitio con una mayor frecuencia por encontronazo del cambio climático, podría tener una viable solución merced a entre los descubrimientos mucho más retumbantes de la biotecnología argentina, la llamada tecnología HB4.
La tecnología HB4 es obra de un aparato de estudiosos comandado por la bioquímica Raquel Chan, miembro del sistema científico estatal y premiada últimamente por el Centro Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Merced al aislamiento de un gen de girasol, injertado en la soja, el maíz o el trigo, ofrece la propiedad a distintos cultivos de tolerar la sequía, sosteniendo e inclusive incrementando su eficacia .
Biotecnología: el desafío de la agricultura
El mejoramiento de los cultivos, así sea por métodos habituales de cruce, por mejoramiento asistido por marcadores moleculares o a través de técnicas de ingeniería genética, supone la transferencia de genes de un organismo a otro. Con el cruce clásico, los cientos de genes correspondientes a una planta son mezclados de manera azarosa con los cientos de genes de su compañera de cruce.
A lo largo de este desarrollo –que puede cumplir hasta 15 años– se transmiten especificaciones deseadas, pero asimismo se tienen la posibilidad de mover aspectos no amigables. Por servirnos de un ejemplo, la novedosa planta puede ocasionar frutos mucho más enormes, pero con un gusto desapacible, que antes no tenía. Entonces, la ingeniería genética aplicada a la optimización vegetal deja que un único aspecto esperado logre ser transferido de un organismo a otro.